miércoles, 27 de mayo de 2015

Reflexiones 1

Qué es lo primero que piensa uno al escuchar el término publicidad callejera?
No cabe duda de que se da en las calles, pero lo de publicidad parece ser un término algo conflictivo en cuanto a lo que éste quisiera decir.
Cuando hablamos de publicidad, lo primero que se nos viene a la cabeza probablemente sea un anuncio de alguna marca de ropa, cadena de comida rápida, artículos de oficina, lo que sea; pero siempre se tiene una visualización del anuncio en formato de gigantografía, o quizás algo no tan ''gigante'' dentro de las vitrinas del Metro, o un anuncio en esas pantallas nefastas que llevan los buses del Transantiago que, sin ser una sorpresa, resultan una muestra más de lo rápido que se degenera un medio de difusión que en un principio pudiese parecer una buena propuesta. Retomando un punto clave, todos éstos ejemplos (de primeras impresiones ante el concepto de publicidad) tienen algo en común... Bingo! Son herramientas publicitarias llevadas a cabo por ''agencias publicitarias'', que suelen operar en equipos, siguen una pauta, una estética impuesta, y un objetivo fijo: captar la atención del público para que se fije en un producto determinado, quiera comprarlo, lo compre y el mundo gire para la empresa que emite éstos anuncios. Pero... qué pasa con éstos anuncios? De dónde salen? Que tan públicos son? Nos sentimos realmente identificados con ellos? Nos dedicamos a observarlos siquiera? O son tantos y tan parecidos entre si, tan distantes con nosotros, las personas, tan fríos, que ni siquiera les damos atención? Creemos en lo que dicen? Creerán, siquiera, sus creadores en lo que éstos dicen? Son una herramienta que satisface una necesidad? Son una herramienta que satisface un deseo? Son objetivos y, por ende, reales?.


La verdad es que son bastante invasivos. Son tán invasivos que muchas veces no dejan ver otras herramientas publicitarias menos ávidas, más justificadas, más sencillas, incluso muchas veces resultan únicas, mas aún, algunas son efímeras. Estamos hablando de una forma de publicidad que se puede encontrar en una panadería, verdulería, cibercafé, en un local de ropa americana, en un muro cualquiera, en una cuneta, bajo un puente, incluso en el suelo. Estamos hablando de una forma de publicidad que lentamente hemos ido dejando al margen pero que, de un tiempo a ésta parte, ha tomado un impulso que la lleva a una evolución constante en cuanto a las ideas que difunde y sus códigos estéticos, significados y significantes. Sobrevivió a la llegada de los nuevos medios de difusión, a veces es perseguida por ser considerada un acto de vandalismo y, aun así, no puede ni podrá ser igualado por medio de difusión alguno, quizás porque ésta publicidad, no se enfoca en el deseo de llenar los bolsillos de nadie, sino que difunde un producto tal cual es, comunica ideas, necesidades, sensaciones e incluso llega a proyectar con la mano algo que puede salir del estómago, la piel, o el corazón.

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